La fiebre hemorrágica del Ébola o infección por el virus del Ébola es una enfermedad viral altamente contagiosa y mortal que puede
ser causada por cualquiera de los cinco tipos de virus Ébola conocidos.
Estas cinco especies han sido identificadas como: Bundibugyo ebolavirus
(BDBV), Reston ebolavirus (RESTV), Sudan ebolavirus (SUDV), Taï Forest
ebolavirus (TAFV), y Zaire ebolavirus (ZEBOV).
Esta enfermedad
es muy común en África, donde es muy importante estar informado acerca
de cualquier brote que ocurra para reducir el riesgo de infección.
El primer brote documentado de Ébola ocurrió en 1976 en el antiguo
Zaire (actualmente República Democrática del Congo), donde se detectaron
318 casos y 280 muertes con una tasa de letalidad del 88%. Este brote
fue causado por el virus Ébola-Zaire, una de las cepas más epidémicas y
mortales de la historia. Los brotes de las fiebres hemorrágicas virales
tienen una tasa de letalidad de hasta el 90%.
El período de
incubación varía de 2 a 21 días. Los síntomas clínicos son muy similares
a los síntomas de la fiebre de Marburg. Las diferencias en la gravedad
de la enfermedad y la tasa de mortalidad en los brotes epidémicos en
varias regiones están asociadas con las diferencias biológicas y
antigénicas entre las cepas del virus. La enfermedad comienza con una
fuerte sensación de debilidad, dolor de cabeza intenso, dolores
musculares, diarrea, dolor abdominal, dolor de garganta. Posteriormente,
hay una tos seca, dolores punzantes en el pecho y se desarrollan signos
de deshidratación.
En el estudio de la sangre se detecta
síntomas de leucocitosis neutrofílica, trombocitopenia y anemia. La
muerte se produce por lo general en la segunda semana de la enfermedad
debido a hemorragia y shock
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